sábado, 27 de marzo de 2010

¿Cuál debe ser nuestra respuesta ante los terribles escándalos de la Iglesia?

Tomado de www.es.catholic.net

 
 


 
¿Cuál debe ser nuestra respuesta ante los terribles escándalos de la Iglesia?
Homilía del sacerdote Franciscano P. Roger J. Landry, pronunciada en la Parroquia del Espíritu Santo en Fall River, MA (Estados Unidos)

Autor: P. Roger J. Landry | Fuente: Texto enviado por Raymundo Trujillo

 
 

La nota de ocho columnas de la semana pasada no se la llevó el desfile del Super Bowl ni quién sería el mariscal de campo, ni tampoco el discurso del Presidente al Estado de la Unión hablando de los operativos terroristas en los Estados Unidos. Nada de esto fue la noticia principal. Los encabezados fueron capturados por la muy triste noticia de que algunos sacerdotes en la Arquidiócesis de Boston abusaron de jóvenes a quienes estaban consagrados a servir.

Es un escándalo mayúsculo, uno que muchas personas que durante largo tiempo han tenido aversión a la Iglesia a causa de alguna de sus enseñanzas morales o doctrinales, lo están usando como pretexto para atacar a la Iglesia como un todo, tratando de implicar que después de todo ellos tenían razón. Muchas personas se han acercado a mí para hablar del asunto. Muchas otras hubieran querido hacerlo, pero creo que por respeto y por no querer sacar a relucir lo que consideran malas noticias, se abstuvieron; pero para mí era obvio que estaba en su mente. Y por eso, hoy quiero atacar el asunto de frente. Ustedes tienen derecho a ello.

No podemos fingir como si no hubiera sucedido. Y yo quisiera discutir cuál debe ser nuestra respuesta como fieles católicos a este terrible escándalo. Lo primero que necesitamos hacer, es entenderlo a la luz de nuestra fe en el Señor. Antes de elegir a Sus primeros discípulos, Jesús subió a la montaña a orar toda la noche. En ese tiempo tenia muchos seguidores. Él habló a Su Padre en oración acerca de a quiénes elegiría para que fueran sus doce Apóstoles, los doce que Él formaría íntimamente, los doce a quienes enviaría a predicar la Buena Nueva en Su nombre. Él les dio el poder de expulsar a los demonios. Les dio el poder para curar a los enfermos. Ellos vieron como Jesús obró incontables milagros. Ellos mismos obraron en Su nombre numerosos milagros.

Pero, a pesar de todo, uno de ellos fue un traidor. Uno que había seguido al Señor, uno, a quien el Señor le lavó los pies, que lo vio caminar sobre las aguas, resucitar a personas de entre los muertos y perdonar a los pecadores, traicionó al Señor. El Evangelio nos dice que Él permitió que Satanás entrara en él y luego vendió al Señor por treinta monedas en Getsemaní, simulando un acto de amor para entregarlo. "!Judas," le dijo Jesús en el huerto de Getsemani, "con un beso entregas al Hijo del hombre!" Jesús no eligió a Judas para que lo traicionara.

Él lo eligió para que fuera como todos los demás. Pero Judas fue siempre libre y usó su libertad para permitir que Satanás entrara en él y, por su traición termino haciendo que Jesús fuera crucificado y ejecutado. Así que desde los primeros doce que Jesús mismo eligió, uno fue un terrible traidor. A VECES LOS ELEGIDOS DE DIOS LO TRAICIONAN. Este es un hecho que debemos asumir. Es un hecho que la primera Iglesia asumió. Si el escándalo causado por Judas hubiera sido lo único en lo que los miembros de la primera Iglesia se hubieran centrado, la Iglesia habría estado acabada antes de comenzar a crecer.

En vez de ello, la Iglesia reconoció que no se juzga algo por aquellos que no lo viven, sino por quienes sí lo viven. En vez de centrarse en aquel que traicionó a Jesús, se centraron en los otros once, gracias a cuya labor, predicación, milagros y amor por Cristo, nosotros estamos aquí hoy. Es gracias a los otros once -todos los cuales, excepto San Juan, fueron martirizados por Cristo y por el Evangelio, por el cual estuvieron dispuestos a dar sus vidas para proclamarlo- que nosotros llegamos a escuchar la palabra salvífica de Dios, que recibimos los sacramentos de la vida eterna.

Hoy somos confrontados por esa misma realidad. Podemos centrarnos en aquellos que traicionaron al Señor, aquellos que abusaron en vez de amar a quienes estaban llamados a servir, o, como la primera Iglesia, podemos enfocarnos en los demás, en los que han permanecido fieles, esos sacerdotes que siguen ofreciendo sus vidas para servir a Cristo y para servirlos a ustedes por amor. Los medios casi nunca prestan atención a los buenos "once", aquellos a quienes Jesús escogió y que permanecieron fieles, que vivieron una vida de silenciosa santidad. Pero nosotros, la Iglesia, debemos ver el terrible escándalo que estamos atestiguando bajo una perspectiva auténtica y completa.

El escándalo desafortunadamente no es algo nuevo para la Iglesia. Hubo muchas épocas en su historia, cuando estuvo peor que ahora. La historia de la Iglesia es como la definición matemática del coseno, es decir, una curva oscilatoria con movimientos de péndulo, con bajas y altas a lo largo de los siglos. En cada una de esas épocas, cuando la Iglesia llegó a su punto más bajo, Dios elevó a tremendos santos que llevaron a la Iglesia de regreso a su verdadera misión. Es casi como si en aquellos momentos de oscuridad, la Luz de Cristo brillara más intensamente.

Yo quisiera centrarme un poco en un par de santos a quienes Dios hizo surgir en esos tiempos tan difíciles, porque su sabiduría realmente puede guiarnos durante este tiempo difícil. San Francisco de Sales fue un santo a quien Dios hizo surgir justo después de la Reforma Protestante. La Reforma Protestante no brotó fundamentalmente por aspectos teológicos, por asuntos de fe -aunque las diferencias teológicas aparecieron después- sino por aspectos morales. Había un sacerdote agustino, Martín Lutero, quien fue a Roma durante el papado más notorio de la historia, el del Papa Alejandro VI. Este Papa jamás enseñó nada contra la fe -el Espíritu Santo lo evitó- pero fue simplemente un hombre malvado. Tuvo nueve hijos de seis diferentes concubinas. Llevó a cabo acciones contra aquellos que consideraba sus enemigos. Martín Lutero visitó Roma durante su papado y se preguntaba cómo Dios podía permitir que un hombre tan malvado fuera la cabeza visible de Su Iglesia. Regresó a Alemania y observó toda clase de problemas morales.

Los sacerdotes vivían abiertamente relaciones con mujeres. Algunos trataban de obtener ganancias vendiendo bienes espirituales. Privaba una inmoralidad terrible entre los laicos católicos. Él se escandalizó, como le hubiera ocurrido a cualquiera que amara a Dios, por esos abusos desenfrenados. Así que fundó su propia iglesia. Eventualmente Dios hizo surgir a muchos santos que combatieran esta solución equivocada y trajeran de regreso a las personas a la Iglesia fundada por Cristo.

San Francisco de Sales fue uno de ellos. Poniendo en riesgo su vida, recorrió Suiza, donde los calvinistas eran muy populares, predicando el Evangelio con verdad y amor. Muchas veces fue golpeado en su camino y dejado por muerto. Un día le preguntaron cuál era su postura en relación al escándalo que causaban tantos de sus hermanos sacerdotes. Lo que él dijo es tan importante para nosotros hoy como lo fue en aquel entonces para quienes lo escucharon.

Él no se anduvo con rodeos. Dijo: "Aquellos que cometen ese tipo de escándalos son culpables del equivalente espiritual a un asesinato, destruyendo la fe de otras personas en Dios con su pésimo ejemplo". Pero al mismo tiempo advirtió a sus oyentes: "Pero yo estoy aquí entre ustedes hoy para evitarles un mal aún peor. Mientras que aquellos que causan el escándalo son culpables de asesinato espiritual, los que acogen el escándalo -los que permiten que los escándalos destruyan su fe-, son culpables de suicidio espiritual."

Son culpables, dijo él, "de cortar de tajo su vida con Cristo, abandonando la fuente de vida en los Sacramentos, especialmente la Eucaristía". San Francisco de Sales anduvo entre la gente de Suiza tratando de prevenir que cometieran un suicidio espiritual a causa de los escándalos. Y yo estoy aquí hoy para predicarles lo mismo a ustedes. ¿Cuál debe ser entonces nuestra reacción?

Otro gran santo que vivió en tiempos particularmente difíciles también puede ayudarnos. El gran San Francisco de Asís vivió alrededor del año 1200, que fue una época de inmoralidad terrible en Italia central. Los sacerdotes daban ejemplos espantosos. La inmoralidad de los laicos era aún peor. San Francisco mismo, siendo joven, había escandalizado a otros con su manera despreocupada de vivir. Pero eventualmente, se convirtió al Señor, fundó a los Franciscanos, ayudó a Dios a reconstruir Su Iglesia y llegó a ser uno de los más grandes santos de todos los tiempos. Una vez, uno de los hermanos de la Orden de Frailes Menores le hizo una pregunta. Este hermano era muy susceptible a los escándalos. "Hermano Francisco," le dijo, "¿qué harías tu si supieras que el sacerdote que está celebrando la Misa tiene tres concubinas a su lado?" Francisco, sin dudar un sólo instante, le dijo muy despacio: "Cuando llegara la hora de la Sagrada Comunión, iría a recibir el Sagrado Cuerpo de mi Señor de las manos ungidas del sacerdote."

¿A dónde quiso llegar Francisco? Él quiso dejar en claro una verdad formidable de la fe y un don extraordinario del Señor. Sin importar cuán pecador pueda ser un sacerdote, siempre y cuando tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia -en Misa, por ejemplo, cambiar el pan y el vino en la carne y la sangre de Cristo, o en la confesión, sin importar cuán pecador sea él en lo personal, perdonar los pecados del penitente, Cristo mismo actúa en los sacramentos a través de ese ministro. Ya sea que el Papa celebre la Misa o que un sacerdote condenado a muerte por un crimen celebre la Misa, en ambos casos es Cristo mismo quien actúa y nos da Su cuerpo y Su sangre.

Así que lo que Francisco estaba diciendo en respuesta a la pregunta de su hermano religioso al manifestarle que él recibiría el Sagrado Cuerpo de Su Señor que sus manos ungidas del sacerdote, es que no iba a permitir que la maldad o inmoralidad del sacerdote lo llevaran a cometer suicidio espiritual. Cristo puede seguir actuando y de hecho actúa incluso a través del más pecador de los sacerdotes. ¡Y gracias a Dios que lo hace!
Y es que si siempre tuviéramos que depender de la santidad personal del sacerdote, estaríamos en graves problemas.

Los sacerdotes son elegidos por Dios de entre los hombres y son tentados como cualquier ser humano y caen en pecado como cualquier ser humano. Pero Dios lo sabía desde el principio. Once de los primeros doce Apóstoles se dispersaron cuando Cristo fue arrestado, pero regresaron; uno de los doce traicionó al Señor y tristemente nunca regresó. Dios ha hecho los sacramentos esencialmente "a prueba de los sacerdotes", esto es, en términos de su santidad personal. No importa cuán santos estos sean o cuán malvados, siempre y cuando tengan la intención de hacer lo que hace la Iglesia, entonces actúa Cristo mismo, tal como actuó a través de Judas cuando Judas expulsó a los demonios y curó a los enfermos.

Así que, de nuevo, les pregunto: ¿Cuál debe ser la respuesta de la Iglesia a estos actos? Se ha hablado mucho al respecto en los medios. ¿Tiene la Iglesia que trabajar mejor, asegurándose que nadie con predisposición a la pedofilia sea ordenado? Absolutamente. Pero esto no sería suficiente. ¿Tiene la Iglesia que actuar mejor para tratar estos casos cuando sean reportados? La Iglesia ha cambiado su manera de abordar estos casos y hoy la situación es mucho mejor de lo que fue en los años ochenta, pero siempre puede ser perfeccionada.

Pero aún esto no sería suficiente. ¿Tenemos que hacer más para apoyar a las víctimas de tales abusos? ¡Sí, tenemos que hacerlo, tanto por justicia como por amor! Pero ni siquiera esto es lo adecuado. El Cardenal Law ha hecho que la mayoría de los rectores de las escuelas de medicina en Boston trabajen en el establecimiento de un centro para la prevención del abuso en niños, que es algo que todos nosotros debemos apoyar. Pero ni siquiera esto es una respuesta suficiente ¡La única respuesta adecuada a este terrible escándalo, -, como San Francisco de Sales reconoció en 1600 e incontables otros santos han reconocido en cada siglo-, es la SANTIDAD!

¡Toda crisis que enfrenta la Iglesia, toda crisis que el mundo enfrenta, es una crisis de santidad! La santidad es crucial, porque es el rostro autentico de la Iglesia. Siempre hay personas -un sacerdote se encuentra con ellas regularmente, ustedes probablemente conocen a varias de ellas también-, que usan excusas para justificar por qué no practican su fe, por qué lentamente están cometiendo suicidio espiritual. Puede ser porque una monja se portó mal con ellos cuando tenían 9 años. O porque no entienden las enseñanzas de la Iglesia sobre algún asunto particular.

Indudablemente habrá muchas personas estos días -y ustedes probablemente se encontraran con ellas- que dirán: "¿Para qué practicar la fe, para qué ir a la Iglesia, si la Iglesia no puede ser verdadera, cuando los así llamados elegidos son capaces de hacer el tipo de cosas que hemos estado leyendo?" Este escándalo es como un perchero enorme donde algunos trataran de colgar su justificación para no practicar la fe. Por eso es que la santidad es tan importante. Estas personas necesitan encontrar en todos nosotros una razón para tener fe, una razón para tener esperanza, una razón para responder con amor al amor del Señor.

Las bienaventuranzas que leemos en el Evangelio de hoy son una receta para la santidad. Todos necesitamos vivirlas más. ¿Tienen que ser más santos los sacerdotes? Seguro que sí. ¿Tienen que ser más santos los religiosos y religiosas y dar un testimonio aún mayor de Dios y del Cielo? Absolutamente. Pero todas las personas en la Iglesia tienen que hacerlo, ¡incluyendo a los laicos! Todos tenemos la vocación de ser santos y esta crisis es una llamada para que despertemos.

Estos son tiempos duros para ser sacerdote hoy. Son tiempos duros para ser católicos hoy. Pero también son tiempos magníficos para ser un sacerdote hoy y tiempos magníficos para ser católicos hoy. Jesús dice en las bienaventuranzas que escuchamos hoy: "Bienaventurados serán cuando los injurien, y los persigan y digan con mentira toda clase de mal contra ustedes por mi causa. Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a ustedes."Yo he experimentado de primera mano esta bienaventuranza, al igual que otros sacerdotes que conozco.

A principios de esta semana, cuando terminé de hacer ejercicio en un gimnasio local, salía yo del vestidor con mi traje negro de clérigo. Una madre, apenas me vio, inmediata y apresuradamente apartó a sus hijos del camino y los protegió de mí mientras yo pasaba. Me miró cuando pasé y cuando me había alejado lo suficiente, respiró aliviada y soltó a sus hijos como si yo fuera a atacarlos a mitad de la tarde en un club deportivo.

Pero mientras que todos nosotros quizá tengamos que padecer tales insultos y falsedades por causa de Cristo, de hecho debemos regocijarnos. Es un tiempo fantástico para ser cristianos hoy, porque es un tiempo en el que Dios realmente necesita de nosotros para mostrar Su verdadero rostro. En tiempos pasados en Estados Unidos, la Iglesia era respetada. Los sacerdotes eran respetados. La Iglesia tenía reputación de santidad y bondad. Pero ya no es así. Uno de los más grandes predicadores en la historia estadounidense, el Obispo Fulton J. Sheen, solía decir que él prefería vivir en tiempos en los que la Iglesia sufre en vez de cuando florece, cuando la Iglesia tiene que luchar, cuando la Iglesia tiene que ir contra la cultura.

Esas épocas para que los verdaderos hombres y las verdaderas mujeres dieran un paso al frente y contaran. "Hasta los cadáveres pueden flotar corriente abajo," solía decir, señalando que muchas personas salen adelante fácilmente cuando la Iglesia es respetada, "pero se necesita de verdaderos hombres, de verdaderas mujeres, para nadar contra la corriente." ¡Qué cierto es esto!

Hay que ser un verdadero hombre y una verdadera mujer para mantenerse a flote y nadar contra la corriente que se mueve en oposición a la Iglesia. Hay que ser un verdadero hombre y una verdadera mujer para reconocer que cuando se nada contra la corriente de las críticas, estamos más seguros que cuando permanecemos adheridos a la Roca sobre la que Cristo fundó su Iglesia. Este es uno de esos tiempos. Es uno de los grandes momentos para ser cristianos.

 Algunas personas predicen que en esta región la Iglesia pasará tiempos difíciles y quizá sea así, pero la Iglesia sobrevivirá, porque el Señor se asegurará de que sobreviva. Una de las más grandes réplicas en la historia sucedió justamente hace unos 200 años. El emperador francés Napoleón engullía con sus ejércitos a los países de Europa con la intención final de dominar totalmente el mundo.

En aquel entonces dijo una vez al Cardenal Consalvi:
"Voy a destruir su Iglesia" El Cardenal le contestó: "No, no podrá". Napoleón, con sus 150 cm. de altura, dijo otra vez: "¡Voy a destruir su Iglesia!" El Cardenal dijo confiado: "No, no podrá.! Ni siquiera nosotros hemos podido hacerlo!"
Si los malos Papas, los sacerdotes infieles y miles de pecadores en la Iglesia no han tenido éxito en destruirla desde su interior -le estaba diciendo implícitamente al general- ¿cómo cree que Ud. va a poder hacerlo?

El Cardenal apuntaba a una verdad crucial. Cristo nunca permitirá que Su Iglesia fracase. El prometió que las puertas del infierno no prevalecerían sobre Su Iglesia, que la barca de Pedro, la Iglesia que navega en el tiempo hacia su puerto eterno en el cielo, nunca se volcará, no porque aquellos que van en ella no cometan todos los pecados posibles para hundirla, sino porque Cristo, que también está en la barca, nunca permitirá que esto suceda. Cristo sigue en la barca y Él nunca la abandonará.

La magnitud de este escándalo podría ser tal, que de ahora en adelante ustedes encuentren difícil confiar en los sacerdotes de la misma manera como lo hicieron en el pasado. Esto puede suceder y podría no ser tan malo. ¡Pero nunca pierdan la confianza en el Señor! ¡Es Su Iglesia! Aún cuando algunos de Sus elegidos lo hayan traicionado, Él llamará a otros que serán fieles, que los servirán a ustedes con el amor que merecen ser servidos, tal como ocurrió después de la muerte de Judas, cuando los once Apóstoles se pusieron de acuerdo y permitieron que el Señor eligiera a alguien que tomara el lugar de Judas y escogieron al hombre que terminó siendo San Matías, quien proclamó fielmente el Evangelio hasta ser martirizado por él.

¡Este es un tiempo en el que todos nosotros necesitamos concentrarnos aún más en la santidad! ¡Estamos llamados a ser santos y cuánto necesita nuestra sociedad ver ese rostro hermoso y radiante de la Iglesia! Ustedes son parte de la solución, una parte crucial de la solución. Y cuando caminen al frente hoy para recibir de las manos ungidas de este sacerdote el Sagrado Cuerpo del Señor, pídanle a Él que los llene de un deseo real de santidad, un deseo real de mostrar Su autentico rostro.

Una de las razones por las que yo estoy aquí como sacerdote para ustedes hoy es porque siendo joven, me impresionaron negativamente algunos de los sacerdotes que conocí. Los veía celebrar la Misa y casi sin reverencia alguna dejaban caer el Cuerpo del Señor en la patena, como si tuvieran en sus manos algo de poco valor en vez de al Creador y Salvador de todos, en vez de a MI Creador y Salvador. Recuerdo haberle dicho al Señor, reiterando mi deseo de ser sacerdote: "¡Señor, por favor, déjame ser sacerdote para que pueda tratarte como Tú mereces!" Eso me dio un ardiente deseo de servir al Señor.

Quizá este escándalo les permita a ustedes hacer lo mismo. Este escándalo puede ser algo que los conduzca por el camino del suicidio espiritual o algo que los inspire a decir, finalmente, "Quiero ser santo, para que yo y la Iglesia podamos glorificar Tu nombre como Tú lo mereces, para que otros puedan encontrarte en el amor y la salvación que yo he encontrado." Jesús está con nosotros, como lo prometió, hasta el final de los tiempos. Él sigue en la barca. Tal como a partir de la traición de Judas, Él alcanzo la más grande victoria en la historia del mundo, nuestra salvación por medio de Su Pasión, muerte y Resurrección, también a través de este episodio Él puede traer y quiere traer un nuevo renacimiento de la santidad, para lanzar unos nuevos Hechos de los Apóstoles en el siglo XXI, con cada uno de nosotros -y esto te incluye a TI- jugando un papel estelar.

Ahora es el tiempo para que los verdaderos hombres y mujeres de la Iglesia se pongan de pie. Ahora es el tiempo de los santos. ¿Cómo vas a responder tú?

  

miércoles, 24 de marzo de 2010

Admirable operación-limpieza de Benedicto XVI

   


 

Historia-Cultura-Noticias-Entrevistas

 

Desde 1995 se ha denunciado en Alemania 210.000 casos de abusos sexuales de algún tipo. De ellos, 94 (noventa y cuatro) afectan a personas o instituciones de la Iglesia católica. Eso supone el 0,045 %. No el 4%, ni el 0,4% sino el 0,0447%

El dato lo ofrece el veterano periodista Luigi Accattoli en un artículo publicado en Liberal (9 de marzo 2010)

laiglesiaenlaprensa.com y redacción de AGEanet

["Ora è il turno della Germania e la fiamma raddoppia perché il Papa è tedesco. In Germania dal 1995 sono stati denunciati 210 mila casi di abusi su minori e quelli coinvolgenti la Chiesa cattolica sarebbero 94: ce n'è per tutti.

http://www.liberal.it/media/340307/09_03_liberal_10.pdf]

Antes de seguir adelante, hay que subrayar -para evitar equívocos- lo que ya se ha dicho multitud de veces: un solo caso ya es demasiado. No se trata, por tanto, de hacer un ranking ni de ver quien se ha comportado peor. Pero al mismo tiempo, es preciso reconocer que -a juzgar por los titulares de prensa de estos días-, se diría que la gran bestia negra es la Iglesia católica y sus depravados ministros.

En ese sentido, es muy elocuente la entrevista al Fiscal de la Congregación de la Doctrina de la Fe para estos casos, que da las cifras de los casos de sacerdotes juzgados culpables de pederastia: 300 en todo el mundo y los datos antes citados de Alemania. Como indicábamos un solo caso es muy doloroso y más en al Iglesia, donde hay una relación de especial confianza entre sacerdotes y fieles, pero es bueno poner el foco donde debe estar, que no es en los sacerdotes, sino en el drama del abuso de menores por parte de una sociedad que no ayuda a vivir el respeto, sino a lo contrario: a seguir cualquier impulso y a la hipersexualización: la mal llamada "liberación sexual" del 68 ha traído estos males, entre otros.

"Es fácil explicar el ensañamiento de los medios sobre el clero católico", dice Accattoli. "El mundo de los periodistas apoya espontáneamente la 'revolución sexual' e individua fácilmente en el clero católico la mayor resistencia a tal orientación, de aquí el ímpetu con el que da resalto -si puede- a las contradicciones". Es una observación interesante de una persona que lleva cuarenta años trabajando en diarios como La Repubblica y Corriere della Sera.

Dejando de lado lo que puedan decir o hacer los demás, resulta admirable la "operación limpieza" que está llevando a cabo Benedicto XVI, de la que ya habló en el memorable Via Crucis de 2005 (escrito por el cardenal Ratzinger y seguido por Juan Pablo II, pocos días antes de morir, desde la capilla de su apartamento)."

Abusos periodísticos: Ratisbona, el hermano del Papa y titulares de prensa

Esta sí que es crisis: el espectáculo de titulares de prensa en los que se afirma que al hermano del Papa le "salpica" o le "toca" el escándalo de los abusos sexuales en Ratisbona. Una de dos: o aquí hay mucha mala uva (gente que lo que quiere es implicar al Papa a toda costa) o aquí hay mucho aficionado metido a periodista, gente que no sabe leer ni documentarse, personas para las que "Gran Hermano" es un modelo de actividad periodística.

Los hechos son estos: la diócesis de Ratisbona ha divulgado un caso de abuso ocurrido en 1958, un presunto caso que habría sucedido al inicio de los sesenta y un tercer caso (todavía incierto), que se supone que es de 1989. Los tres se refieren de algún modo al coro de los "Domspatzen".

Se trata de crímenes, o presuntos crímenes, ocurridos en la residencia donde se alojaban y estudiaban los chicos. Una institución que contaba con su propia dirección, independiente de la dirección musical. El hermano del Papa, mons. Georg Ratzinger, fue director musical del coro (externo a la residencia) en el periodo 1964-1993. Es decir, no solo estaba lejano físicamente del lugar de los hechos, o presuntos hechos, sino que estos ocurrieron en un periodo en el que él no era ni tan siquiera director del coro. (El dato claro del tercer caso es que ocurrió diez años después de que el presunto culpable abandonara su relación con el coro).

Esa es la información disponible, sobre la que se ha construido -en titulares de primera página- la insinuación de que el hermano del Papa estaba implicado. Por fortuna, hay periodistas que se han documentado y han descrito cómo están las cosas verdaderamente. No era muy difícil, la verdad, pero lo han hecho. Otros han preferido seguir cavando la fosa de un periodismo que tal vez les interesa poco: temo que lo que les importa es vivir al día y poder comer.

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La escena de la Anunciación en el cine


 

Escrito por A. Méndiz en 08:08
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Hoy es la antigua fiesta del Arcángel San Gabriel ("antigua" porque hace años se pasó al mes de septiembre, unida a la de San Miguel y San Rafael) y mañana celebraremos la Solemnidad de la Anunciación. Es quizás el día más apropiado para reflexionar sobre cómo ha reflejado el cine ese sublime momento de la historia de la Salvación.

Ciertamente, es una escena compleja: Dios que se hace hombre, la Eternidad que entra misteriosamente en el tiempo. Y en ella intervienen dos personajes de singular relieve: un Arcángel, que habla en nombre de Dios, y una criatura que, desde ese mismo instante, queda convertida en la Madre del Redentor. Por eso mismo, aunque la dignidad angélica es muy superior a la humana, es el Arcángel quien se humilla y sirve a la criatura, porque María es la Reina de cielos y tierra, la Reina de todos los ángeles y arcángeles. Por todo ello resulta muy difícil representar esta escena en toda su amplitud, en toda su significación.

Las primeras películas sobre Jesús desarrollan esta escena con un sentido muy pictórico, imitando las composiciones de cuadros renacentistas. De hecho, los filmes sobre Jesús de la primera época muda (hasta 1915) no tienen un hilo argumental definido, sino que son más bien cuadros piadosos y aislados, a modo de estampas. El fotograma que vemos arriba es de la película "Vida y pasión de Nuestro Señor Jesucristo" (1907), de Ferdinand Zecca, y evidencia un estilo que sería típico en toda esta época: imágenes estáticas, que identifican fácilmente escenas de la vida de Jesús, plasmadas con un tono solemne que invita a la contemplación del misterio. Del mismo modo se representa la escena en la otra gran película del cine mudo: "Del pesebre a la cruz" (1912), de Sidney Olcott.

En las grandes producciones de los años sesenta, tanto en las de Hollywood ("Rey de reyes", 1961; "La historia más grande jamás contada", 1965) como en las europeas ("El Evangelio según San Mateo", 1964; "Son of man", 1969) la escena de la Anunciación se omite, y esto aunque todos los relatos comienzan con el nacimiento y la infancia de Jesús.

En los años setenta ocurre algo parecido. Ni "Godspell" (1973), ni "Jesucristo Superstar" (1973) ni "El Mesías" (1975) incluyen la escena del Arcángel, aunque aquí la omisión sí está justificada: los guiones de esas películas comienzan en la vida pública del Señor, eludiendo toda referencia al nacimiento de Cristo. La misma situación argumental van a presentar las últimas películas sobre Cristo: "El hombre que hacía milagros" (1999), "The Gospel of John"(2003) o "La pasión de Cristo" (2004) arrancan con la vida pública del Señor.

Con esto, nuestro análisis tiene que centrarse necesariamente en los dos filmes que sí se han atrevido a tratar de plasmar en imágenes el pasaje evangélico de la Anunciación: "Jesús de Nazaret" (1977), de Zeffirelli, y "La Natividad" (2006), de Catherine Hardwick. Adelanto ya que ninguna de las dos representaciones ha gustado plenamente a las audiencias.

En la primera de esas cintas, la escena contradice en parte lo imaginado durante siglos por la piedad popular: en el filme de Zeffirelli el anuncio de Gabriel sorprende a María conciliando el sueño, mientras que la iconografía tradicional la ha representado habitualmente recogida en oración. Por otra parte, vemos a una María inicialmente asustada y superada por la irrupción del ángel, algo que empaña la visión de una mujer "llena de gracia", llena sobre todo de serenidad y de confianza en Dios. Afortunadamente, ese arranque un tanto heterodoxo da paso a un final de secuencia en que María muestra cada vez más sosiego, más recogimiento y paz interior.

Por lo demás, la puesta en escena resulta especialmente simbólica. Una iluminación en fuerte contraluz se convierte en signo de la intervención divina: igual que —en el plano sonoro— oímos la voz del Arcángel sin ver la figura de la que proceden sus palabras, también percibimos —en el plano visual— una fuerte luminosidad sin ver la fuente de la que procede: un Misterio (la Encarnación anunciada en las palabras) se expresa en otro misterio (el origen de esa luz en medio de la noche). Al mismo tiempo, la luz cegadora alude a una enseñanza de la tradición cristiana: la luz de Dios es tan intensa que nos ciega, por eso no podemos verle ni comprenderle en su totalidad.

Algunos han reprochado la ausencia en la escena tanto del Ángel como de sus palabras. Esto obedece a la decisión de Zeffirelli de no mostrar seres sobrenaturales (ángeles, demonios, el Espíritu Santo) en las escenas que protagonizan: Anunciación, Tentaciones y Bautismo del Señor, respectivamente. El director italiano pensaba que la representación física de esos seres —siempre difícil y controvertida— podría no congeniar con lo imaginado por cada uno de los espectadores. Aquí, en la escena de la Anunciación, se elude mostrar al Arcángel y escuchar sus palabras, y se narra toda la escena desde el punto de vista de Santa Ana: sólo oímos las respuestas de la Virgen y vemos el fuerte resplandor que atraviesa el ventanal.

Finalmente, este modo de narrar lo ocurrido pone el acento en la especial relación de la Virgen con su madre, Santa Ana. María está particularmente unida a ella, y por eso le confía todo su mundo interior, también la Encarnación del Verbo. Es más, toda la escena de la Anunciación, como ya he dicho, se nos cuenta desde el punto de vista de Santa Ana: la vemos despertarse en la noche por el ruido que hace María y contemplar absorta una luz maravillosa sin percibir la figura del ángel ni tampoco su voz.

En "La Natividad", esta escena presenta también algunos aciertos junto a notables reticencias. El principal motivo de rechazo ha sido la manipulación del texto evangélico. El ángel empieza su embajada con estas palabras: "Salve, oh elegida, el Señor está contigo…". Pero María es mucho más que eso: es la llena de gracia, una criatura a la que Dios amó de tal modo que decidió que su propio Hijo lo fuera también de Ella, por eso la convirtió en una figura insustituible en la historia de la salvación. Quizás la fe presbiteriana de la directora ha podido influir en ese cambio sin justificación escenica.

Antes de rodar este filme, Catherine Hardwicke había abordado siempre historias sobre jóvenes enfrentados a fuertes conflictos ("Thirteen", "Los amos de Dogtown"), y ella misma ha señalado que "La Natividad sigue siendo una película sobre una adolescente que se enfrenta a problemas". El retrato de la Virgen, personaje central de la historia, presenta a una muchacha tímida e introvertida, con cara de susto en la primera parte del filme. Resulta curioso que una chica que aparentemente es muy querida y respetada en Nazareth no devuelva los saludos y se muestre como una joven casi retraída.

Sobre todo, su expresión es con frecuencia apesadumbrada o triste, sin atisbo de la alegría interior de quien —en su humildad— sabe que el Espíritu Santo le ha cubierto con su sombra y va a ser la Madre de Dios: nadie diría, desde luego, que es la Inmaculada, la llena de gracia. Eso a la película le cuesta mucho expresarlo, pero lo intenta con mucho respeto y con una delicadeza que evita lo que podría suponer un planteamiento deformado de la verdad de fe sobre la Virgen.

En este pasaje, la puesta en escena es original, aunque discutible. Hardwicke la sitúa en pleno campo, a mediodía, durante una de las pausas en el trabajo. Las hojas se agitan por el viento (símbolo de la acción del Espíritu Santo, aludiendo así al diálogo de Jesús con Nicodemo) y a continuación oímos unos ecos un poco extraños que repiten "¡Salve, salve!". La Virgen se asusta. Un apuesto —y un tanto remilgado— Gabriel se presenta en la lejanía y después a su lado. Los símbolos son claros: al terminar el parlamento, una paloma se eleva al cielo y el espectador asocia esa figura a la presencia del Espíritu Santo, como en el Bautismo de Jesús. Pero cuando María, asustada levemente por ese vuelo, vuelve los ojos a su interlocutor, éste ha desaparecido. La escena es bella y pretendidamente alegórica, pero quizás la Virgen hubiera debido estar más en el centro: en todo momento es Gabriel quien conduce la escena, y no la Madre de Dios. Muy al contrario, es ella la que se arrodilla ante al Arcángel, y queda siempre como en un segundo plano.

En todo caso, las críticas vertidas no desmerecen el logro cinematográfico de ambas cintas en una escena de de tan difícil plasmación visual. Para que podáis juzgarlas por vosotros mismos, os dejo aquí la escena de "Jesús de Nazaret", y debajo (en los primeros 2 minutos de ese clip) el pasaje paralelo en "La Natividad".

¡Felicidades hoy a todos los Gabrieles, y felicidades mañana a todas las Encarnas y Anunciaciones! Feliz día a todos.


 

(Para ver el vídeo en Facebook, pincha en el cuadro de abajo "Ver la publicación original")

Escrito por A. Méndiz en 08:08
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Etiquetas: PERSONAJE: Angeles y Lucifer, PERSONAJE: Virgen María, TEMA: Infancia de Jesús

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LA PRIMERA CELULA,LA UNION DEL ESPERMATOZOIDE Y OVULO ES UNA VIDA.



 

        ECHO MUCHO DE MENOS  LAS VOCES MÉDICAS QUE, CON LA GARRA Y EL SEÑORÍO DE ESTE GINECÓLOGO MEXICANO, DEFIENDAN COMO LO HACE ÉL LA VIDA HUMANA...

         EL VIDEO ES CLARÍSIMO, BIEN GRABADO Y SE ESCUCHA PERFECTAMENTE.

DIFUNDIDLO, POR FAVOR, PUES MÁS ALTO SE PODRÁ DECIR, PERO MÁS CLARO IMPOSIBLE.

SALUDOS .

 
 

Pincha en el enlace que aparece debajo de estas líneas y lo podrás ver y oír 

 
 

http://informa-scjn.webcom.com.mx/12_d.html

Natividad Nebot

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Inquisición mediática


 
 

Son muy graves los casos de abusos sexuales a menores, ya dijo Jesús: "El que escandalizare a uno de estos pequeñuelos que creen en mi, más le valiera que le colgasen al cuello una piedra de molino de asno y le hundieran en el fondo del mar" (Mt. 18,6). Jesús en ésta parábola se refiere a "todos los que escandalizaren". Tengamos en cuenta que en los 50 últimos años ha habido 300 casos de abusos de pedofilia entre los sacerdotes, mientras entre el resto de instituciones, profesiones, familiares…han sido más de medio millón.

El Papa ha sido contundente, como Jesucristo lo fue; ha reconocido, ha pedido perdón, ha dicho: "es necesaria una acción urgente para contrarrestar estos factores, que han tenido consecuencias tan trágicas para la vida de las víctimas y sus familias. Este reconocimiento, junto con un sincero pesar por el daño causado, debe desembocar en un esfuerzo conjunto para garantizar que en el futuro estén protegidos de semejantes delitos".

¿Por qué no arremeten con la mayor parte de estos casos de pederastia que han sido cometidos por otros? ¿Y no sólo que han ocurrido, sino que a diario están sucediendo sin que nadie se rasgue las vestiduras? La sociedad no puede lavarse las manos sobre una lacra que afecta a todos sus estratos, utilizando como cabeza de turco a la Iglesia Católica.

Es tan grande el odio hacía la Iglesia que son incapaces de condenar a esos grupos políticos, como ocurre en Holanda, que están exigiendo la legalización de la pedofilia y también de la prostitución. Eso si que es una auténtica aberración, ¿no creen?

 
 

Nieves Jiménez

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Diálogo y pacto educativo


 
 

Entre los diversos contactos que se están manteniendo desde el ministerio de Educación, el ministro, Ángel Gabilondo, recibió a monseñor López Llorente, presidente de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis y del Consejo General de la Educación Católica. López recordó a Gabilondo que "los obispos llevan desde hace muchos años abogando por un pacto de Estado que podría ser muy fecundo para el futuro de la educación en España; un pacto que debería contar con todos los actores implicados, teniendo en cuenta que los titulares del derecho fundamental a la educación son, en primer lugar, los padres de familia y la sociedad con las diversas instituciones que la integran". Este es un argumento con el que amplios sectores implicados con la educación estamos de acuerdo y aceptarlo por parte del ministerio sería un primer paso de acercamiento, pero el Gobierno debe seguir dialogando, sin demora, con la escuela católica, y reconocer que constituye una parte muy importante del engranaje educativo español.

 
 

Valentín Abelenda Carrillo

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Respeto en los primeros estadios y en la etapa terminal


 
 

Ante el ataque a la vida, a toda vida, que supone la Ley de Salud Sexual e Interrupción Voluntaria del Embarazo cabe asegurar que se trata de una ley injusta ya que "la vida, además de quedar demostrado biológicamente que se trata de un ser humano, es un don de Dios y nadie puede suprimirla directamente bajo ningún motivo"

 
 

Y es que la conocida como Ley del aborto libre, es una ley que atenta directamente contra la vida en los primeros estadios, pero ante los movimientos que se están dando en algunas Comunidades Autónomas, también hay que tener en cuenta que "en la etapa terminal, la vida y la muerte es digna si se respeta y se mima a la persona hasta su último suspiro". Sin duda son dos temas tan delicados y que afectan al bien del hombre y ante los que, "no podemos callar" aquellos que sabemos el valor de toda vida humana.

 
 

Respecto a los que consideran que defender la vida es una cuestión de la Jerarquía eclesiástica cabe decir que "la Iglesia no impone a nadie su forma de pensar, la fe no se impone, sino que se propone".

 
 

 
 

Enric Barrull Casals

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Sacados de madre


 
 

He leído en algunos medios autoconsiderados laicistas, a autores que se autodenominan ateos, profundos ataques contra la Iglesia católica por los indudables hechos de abusos sexuales. Aún teniendo en cuenta que estos hechos son graves, pienso que es lamentable que, a propósito del caso de Irlanda y otros, se haya desatado una injusta campaña contra la Iglesia por parte de sectores laicistas que pretenden identificar a la Institución con el comportamiento de algunos sacerdotes o que arremeten contra el celibato sacerdotal, como si existiera una supuesta relación de causa y efecto con los abusos a menores. Tengo la sensación que muchos portavoces de esta campaña actúan de mala fe y, en este sentido, la respuesta concluyente de Benedicto XVI deja sin argumento a los pescadores en río revuelto. Por desgracia, abusar de los más débiles e indefensos es una conducta que arraiga en determinados ámbitos sociales en relación con una ideología materialista que resulta especialmente criticable entre personas que han consagrado su vida al servicio de la fe. Los responsables deben pagar rigurosamente sus culpas en los ámbitos civil y eclesiástico. Sin embargo, resulta intolerable que se utilicen casos singulares como un arma arrojadiza contra la Iglesia y contra los creyentes. Los católicos congruentes estamos dispuestos a sufrirlos, pero por favor, Srs. escritores, sean coherentes y no saque de madre las cosas por intereses ideológicos.

 
 

 
 

Jesús D Mez Madrid

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De interés para lectura._



 

'Dice Jesucristo que lo que haga tu mano derecha no lo sepa tu mano

izquierda. Que Él me perdone, pero basta ya de tanta calumnia barata

en contra de la Iglesia. Ahí van algunas cifras significativas del año

2005 sobre lo que la Iglesia ahorró al Estado Español:

1.- 5.141 Centros de enseñanza (Ahorran al Estado 3 millones de euros

por centro al año): 990.774 alumnos.

2.- 107 hospitales (Ahorran al Estado 50 millones de euros por hospital

al año)

3.- 1.004 centros; entre ambulatorios, dispensarios, asilos, centros de

minusválidos, de transeúntes y de enfermos terminales de SIDA

(Ahorran al Estado 4 millones de euros por centro al año) 51.312

camas

4.- Gasto de Cáritas al año: 155 millones de euros (salidos del bolsillo

de los cristianos españoles.)

5.- Gasto de Manos Unidas: 43 millones de euros (salidos del mismo

bolsillo, una cantidad 10 veces mayor que el 0,2% -España no da el aún

el prometido 0,7%- programado en los presupuestos generales del

Estado para promoción del tercer mundo este año.)

6.- Gasto de las Obras Misionales Pontificias (Domund): 21 millones de

euros (5 veces mayor que el ya mencionado 0,2 %, ¿Imaginan de dónde

sale?)

7.- 365 Centros de reeducación social para personas marginadas tales

como ex-prostitutas, ex-presidiarios y ex-toxicómanos ( 53.140

personas. Ahorran al Estado, medio millón de euros por centro)

8.- 937 orfanatos (10.835 niños abandonados, Ahorran al Estado

100.000 euros por centro)

9.- El 80 % del gasto de conservación y mantenimiento del Patrimonio

histórico-artístico eclesiástico.

El arzobispo de Zaragoza, monseñor Ureña, ha calculado el gasto total

ahorrado al Estado en 36.060 millones de euros al año.

El prestigioso economista José Barea lo ha reducido a 31.189 millones

de euros. ¿Qué más da la cantidad concreta? Lo importante es que

nadie (o muy pocos) saben de este ahorro imprescindible para que la

economía española 'vaya bien...'.

En fin, os invito por una vez (y sin que sirva de precedente) a que

desobedezcamos a Jesucristo y hagamos públicas nuestras obras de

Caridad. Es fácil: a todos mis amigos os voy a mandar este artículo

para que hagamos una cadena y pronto se extenderá como la pólvora.

Si nos intercambiamos chistes y Powerpoints, ¿Por qué nos vamos a

avergonzar de nuestra Iglesia?

Como se suele decir, reenvíalo a 5 amigos-as y pronto llegará esta

información a quienes tanto critican injustamente a la Iglesia. No lo

dudes.

A todo esto tenemos que sumar que casi la totalidad de personas que

trabajan o colaboran con Manos Unidas, Cáritas, etc son voluntarios

'sin sueldo' (sí sí, sin sueldo, aunque algunos criticones les extrañe es

cierto, hay personas que trabajan por los demás sin pedir a cambio un

salario), realizando su labor para ayudar a los demás sin pedir nada a

cambio.

¿En cuánto podríamos cuantificar su trabajo?

Estas cifras pueden dispararse y son incalculables e impagables por un

estado que estaría encaminado a abandonar a su suerte a los más

desfavorecidos

Aunque si reduce las aportaciones a la Iglesia y a sus ONGS los está

abandonando en cierto modo ¿o no?

Recordad que aunque la macro-economía de España va bien, la

economía de los más humildes no va, cada día tienen menos y de ellos

sólo se acuerdan unos pocos.

Un saludo a todos y gracias a todos los voluntarios que hacen la vida

mejor a muchas personas con su trabajo.

Luisa M Sanchez.

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La misericordia de Dios

«Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra».

Todos hemos pecado. Y si todos somos pecadores, ¿por qué nos empeñamos en ser tan crueles y duros con los que caen? Hablándonos del perdón, nos enseñó a perdonar sin condiciones a nuestro prójimo, "porque, si no perdonáis a quien os ofende, tampoco vuestro Padre Celestial perdonará a vosotros vuestras faltas" (Mt 5, 14-15; 18,35)"Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Ninguno te ha condenado?". "Ninguno, Señor" -respondió ella con grandísimo respeto, humildad y confusión. "Pues tampoco yo te condeno. Vete y en adelante no peques más". ¡Qué maravillosas palabras, brotadas directamente del corazón de Dios! Jesús era el único que, en justicia, podía condenarla, porque Él no tenía pecado. Y, sin embargo, su actitud es de inmensa piedad y compasión, de ternura y misericordia hacia esa pobre mujer: "Vete y no peques más".

El abre su corazón infinito, dulce y misericordioso para perdonar todas las heridas morales de esta mujer. Pero no sólo la perdona, sino que la comprende, la acoge, la defiende. Yo creo que, más que el mismo perdón -que ya es un gesto inmenso- lo más maravilloso de todo es la manera como lo ofrece: con un respeto infinito, una dulzura increíble, una comprensión inimaginable. Jesús no se escandaliza ni pone el grito en el cielo porque "esta mujer ha sido sorprendida en flagrante delito de adulterio". Palabras textuales de los fariseos. ¡Hipócritas fanáticos y asesinos!
Jesús no. Él calla. Se mantiene sereno. Finge no oír las acusaciones. Se inclina y escribe en la tierra como para hacerse el desentendido. Hace la vista gorda y parece no ver ningún mal. Perdona. Comprende las miserias humanas.

Es lo que hace Jesús al perdonar a la mujer y al perdonarnos a cada uno de nosotros.

Nunca nos humilla.

Nos respeta, nos eleva, nos dignifica.

Y, sobre todo, nos lleva al Corazón del Padre, a la experiencia del amor infinito de Dios.

Si así es la misericordia del Padre, ¿cómo no acercarnos a pedirle perdón y a reconciliarnos con Él? ¿Qué estamos esperando para convertirnos en esta Cuaresma? ¿Por qué no volver a Dios con todo el corazón y con toda el alma, a través de la confesión y de los sacramentos? ¡No lo dejes para mañana!

Hoy es el día de TU salvación.

Nancy de Colmenares.

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Evitar el sida



 

Sr. Director:


 

Los mezclados en el negocio de la muerte juzgan que, para librarse el sida, es imperioso el empleo masivo de los preservativos, pero ninguna campaña centrada en los condones ha logrado detener la epidemia. Por el contrario, lo han conseguido los países que han reconocido el retardo de la edad para comenzar las relaciones carnales. Ya son mas de 25 millones de mortales los que han fenecido desde que se detectó el virus en el año 1.981. Los laboratorios estadounidenses Pfizer compraron Wyeth y esto refuerza a uno de los colosos del medicamento. Pero Wyeth vende condones, píldoras abortivas y anticonceptivas. Pfizer amplía, con esta adquisición, su cuota de mercado en el negocio de la muerte. El empleo del condón va en contra de la vida de un potencial ser humano. Cuando el exterminio de una vida inocente e indefensa se juzga como un derecho, la justicia se torna en injusticia.

GABRIEL ROSELLÓ

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"TRES VECES MÁS Y TRES VECES MENOS"


 
 

    No es ni un acertijo ni un juego de palabras, pero mi titular obedece a que tenemos tres veces más empleados públicos que Japón y tenemos tres veces menos habitantes o casi. Así era dicho en una interesante charla sobre economía y administraciones públicas, mantenida por televisión (Intereconomía) el sábado 13 de marzo y que mantuvieron durante un muy largo espacio, muy interesante e ilustrativo, un alto representante de los empresarios españoles (no recuerdo el nombre) y el conductor del programa Carlos Dávila.

 
 

    Entre las muchas cosas que allí se dijeron y de las que los que dicen gobernar, se las pasan por donde estamos viendo; me sorprendió el dato con que titulo, puesto que España tiene una plaga de empleados públicos que llegan ya a tres millones cien mil y sin embargo en Japón, no llegan al millón de "funcionarios"; funcionarios que en lo relativo a España, más que funcionar, se obstaculizan unos a otros, puesto que se han triplicado organismos similares y todo ello crea los atascos y desgobiernos que padecemos.

 
 

    Por otra parte hay que tener en cuenta, que Japón es una potencia mundial y con un poder industrial y económico enorme, por lo que tiene que tener ingentes cantidades de empleados públicos repartidos por todo el mundo, de forma fija o ambulante, puesto que esta potencia vive y se mantiene por cuanto vende y exporta.

 
 

    España en esto poco se le puede comparar y más en la actualidad, donde las relaciones y los negocios internacionales que mantiene nuestro país, están más bien de capa caída y hasta los terroristas y piratas, juegan con España, como es notorio.

 
 

    Gran parte de la crisis que padecemos se debe a todo lo arriba indicado y así fue manifestado en el coloquio citado. Pero hay más, mucho más y se desarrollaba en otra charla al día siguiente, 14 de marzo.

 
 

    Así en el programa de la mañana de la Cadena COPE de radio, intervenía un dirigente de la asociación AUSBANC, el que dando pelos y señales, explicaba que el otro gran motivo de la crisis y ruina actuales, y que achacan a la "burbuja del ladrillo"; sólo tiene un culpable y lo fijan en el Banco de España y el gobierno que no ha sabido intervenir, incluso saltándose las leyes que obligaban a uno y otro a intervenir.

 
 

    Y son culpables por cuanto se afirmó, que hay unas leyes que obligan a que las entidades hipotecarias, sólo presten al hipotecado un máximo de un setenta por ciento o un ochenta como extremo, sobre el valor de lo hipotecado, que antes han de tasar los tasadores oficiales y que lo hacen siempre por lo bajo.

 
 

    Con sólo estas medidas, se hubiesen contenido los precios, las deudas hubiesen sido contraídas por quienes de verdad pudieran haberlas soportado y pagado y en caso de impagados, estos serían mínimos y llegados incluso a las subastas públicas, lo conseguido en ellas hubiese sido suficiente para cubrir la deuda contraída; con lo que las finanzas bancarias y que no son otras que el dinero que les entregamos los ahorradores, hubiesen estado seguros; o sea; lo normal y que se practicaba en tiempos de Franco.

 
 

    Y hay que volver a esos tiempos (económicos) puesto que fueron llevados infinitamente mejor que estos de ahora y a los resultados me remito; puesto que en 1976 se partió de una economía nacional muy saneada y siete lustros después nos han llevado a la ruina más espantosa. Y esto por lo verdadero y notorio no es discutible.

 
 

    Y no necesito contar nada que me contaran, lo he vivido personalmente y como industrial constructor y vendedor. Los créditos (que eran obligados por aquellos gobiernos que de verdad controlaban a los bancos y a las cajas de ahorros) eran concedidos a tipos fijados por el gobierno, con exenciones importantísimas y que sería largo el explicar; se fijaban generalmente para pagar de diez a quince años, y por lo general nunca se llegó a situaciones límite y que notásemos los españoles, puesto que las tasaciones de bienes y concesión de préstamos, eran rigurosamente controladas.

 
 

    Yo mismo y en un edificio industrial, tuve tres créditos hipotecarios procedentes del Banco Hipotecario de España (banco oficial como había otros varios; que después "han devorado los buitres") y concedido el crédito; de un total de cien, en que se valoraría el edificio terminado, a mí me concedieron sólo un veinticinco por ciento y el resto tuve yo que aportarlo con mis propios medios u otros ajenos, pero que en nada afectaban al banco y al dinero de los ahorradores que estaban tras del préstamo, mediante cédulas hipotecarias sabiamente llevadas. Aún así, ese dinero se entregó en varias etapas, una a la terminación de cimientos, otra a la terminación de estructura, otra al acabado de cerramientos y el resto al final de la obra. Para cada entrega, antes tenía que venir un inspector del banco, dar el visto bueno y así, al mes o cosa así, recibías el dinero. También el interés fue fijo e inamovible por los quince años que duraron aquellas tres hipotecas.

 
 

O sea, fue un negocio claro y conciso y del que salí airoso (como salieron infinidad de españoles), puesto que también gocé de los dos primeros años de demora y luego fueron cantidades fijas, e iguales de principio a fin; por lo que la propia inflación ayudó a pagar todo. O sea negocios claros, seguros y rentables para todos y que dieron lugar a un negocio que contó con una decena de empleados que aún continua con alguno más y a los que aún no les ha llegado la crisis.

 
 

Así es que queda claro que los culpables de todo no son otros que los inútiles políticos, que han llegado a unos gobiernos de los que no tienen ni... "p. Idea".

 
 

Antonio García Fuentes

(Escritor y filósofo)

www.jaen.ciudad.org (Allí más temas)

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¿SATANÁS EXISTE?



 

No me hagas reír. ¿De verdad crees tu que existe Satanás? Respondía un jovencito A. a su amigo R.,  que comentaba la impresión que le había causado una homilía escuchada recientemente.

R. En verdad que nunca había pensado en el demonio , pero ahora hay una cosa que no me explico: ¿ Por qué ni curas, ni maestros, ni padres, ni nadie hablan de El?  ¿Es que tienen miedo? Antes de negarlo u ocultarlo nos deberían aclarar algunas cosas:

¿ Cómo se explica que en todos los tiempos y en todos los pueblos haya existido la creencia en un ser maligno, a quien se achacan todos los males y desgracias? Podrá tener nombres distintos de una a otro pueblo y se le podrá asignar una u otra forma: humana, animal, monstruosa,…pero la creencia en ese ser está grabada en el corazón humano. ¿ Cuántos sacrificios humanos se han hecho para aplacarlo?

Los católicos no pueden negar su existencia. Desde el Génesis al Apocalipsis se le cita  en numerosas ocasiones. En el siglo pasado, la Virgen de Fátima mostró el infierno y a los "diablos" a los tres pastorcillos, sin que nadie se haya atrevido a negar la multitud de milagros hechos por la Virgen de Fátima. San Pablo en Ef. 6, 11-12 aconseja "Vestíos de toda armadura de Dios para que podías resistir  las insidias del "diablo"  que no es nuestra lucha  contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas"

Satanás, Diablo, Lucifer, Belcebú, Belial, «el dios de este siglo» , «el padre de la mentira» son algunos de sus nombres en la Biblia. El número del diablo, considerado la Marca de la Bestia, es el 666. ¿ No podría Satanás estar dirigiendo la política de este mundo en este siglo ?

La existencia del diablo fue establecida en el cristianismo en 1215 durante el cuarto Concilio de Letrán. En 1974, el papa Pablo VI dijo: "El demonio existe, no sólo como símbolo del mal, sino como realidad física". Habló el Papa, se acabó la discusión. Por lo menos, para los católicos no queda duda: ¡El diablo existe, lo dice la Biblia y lo  ha dicho el Papa!

Satanás, ángel que quiso ser como Dios y se rebeló contra El, fue castigado al  "Infierno", del que también se habla en la Biblia en numerosas ocasiones. En el Credo, símbolo de los apóstoles se dice: "…(Jesús) fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los "infiernos"…subió a los "cielos"…  Sin demostración de tipo matemático, pero con una evidencia que llega rodando de generación en generación hasta nuestros días. La existencia del diablo y del infierno la confirman dichos populares: "Esto es un infierno", se dice de muchas tragedias; "este niño es un diablo", cuando al tal niño no hay quien le aguante; están vestidos con la piel de Satanás, al referirnos a un grupo de jóvenes u hombres nefastos. El fascismo y el comunismo han impuesto el "infierno" en muchas naciones Los teólogos afirman que el mayor de los castigos en el infierno es "la ausencia de Dios", se comprende sin más que observar como hay gentes que se quitan la vida al morir o abandonarle la persona amada.

Chesterton dijo: " El diablo ha conseguido una gran victoria,  al hacer creer a los hombres que no existe" Así , solapadamente, puede actuar con más libertad.

"Ivan Karamasov, uno de los personajes literarios de Dostoyewsky, personifica la rebelión total contra Dios y contra el mundo. Su motivo es aparentemente muy noble: Los sufrimientos que padecen los niños inocentes…no soporta la existencia del infierno, pero no hace nada por evitarlo. Es un ateo, amigo del "diablo". Su sentido de la justicia se negaba a admitir la existencia del "paraíso en la tierra" sacrificando a tantos obreros para que sus sucesores pudieran vivir mejor. ¡Esto es imposible! seria una injusticia despiadada. La justicia exige que el bien realizado y los males sufridos reciban su paga", pero ¿Dónde y cómo si no es en la otra vida en la gloria o el infierno? ¿Y por quién sino por Dios ?

En los últimos años con el desarrollo de las ciencias y el aumento de la riqueza se han ido diluyendo las ideas de Dios, del infierno, de la gloria, del  diablo y de los ángeles. El hombre también quiere ser Adorado como Dios, ser el único Dios. Un materialismo brutal y un relativismo alienante se han apoderado del mundo civilizado. Cuando el hombre deja de creer en Dios, pasa a creer en cualquier cosa. Ser hijo de Dios es lo que, en verdad, confiere dignidad al hombre

"Sorprende que junto al ateísmo y el rechazo a toda religiosidad, está resurgiendo el  "culto a al satanismo" como una religión más. Ha invadido rápidamente sectores tan relevantes como los de la música, las artes visuales y los medios masivos de comunicación. jóvenes, como pajarillos recién salidos del nido, caen en sus redes fácilmente. Poder, dinero, fama, ser como Dios son los cebos con que Satanás pesca a los jóvenes incautos y sin raíces

El Satanismo exige desde el principio rechazar explícitamente a Dios, blasfemar y proferir fórmulas de adoración al Maligno. ¿No es esto lo que está sucediendo en diferentes naciones con gobiernos progres? Su rechazo hacia lo sagrado se vuelve más radical o agresivo; el uso de simbología satánica se vuelve consciente, estudiado y aparecen en su indumentaria y hasta en su cuerpo infinidad de accesorios, a veces de complicada e incluso dolorosa aplicación, que los identifican como miembros de un grupo diabólico". Y son los mismos que niegan la existencia del diablo.

No creemos en Satanás, pero nos dirigimos a sus grupos para adorarle. Nos alejamos de la Iglesia de Cristo, para acercarnos a la del Diablo. Desechamos la doctrina del amor, para abrazarnos a la del odio. No nos creemos el Credo, y ¡hay que joe…! la cantidad de bobadas que nos tragamos. Mejor será que empecemos a hablar de nuestras postrimerías: de la muerte , del infierno, del diablo, de la gloria y del purgatorio…. Sin miedo, sin gazmoñería y sin pamplinas, pues ¡ existen!, están ahí, nos guste o no.  Por lo menos, por higiene mental y "por si las moscas" pongámoslo en duda" porque ¿ Y si existe?

Los que hoy no creen en  Dios, no es porque sean peores que nosotros, sino porque desconocen la verdadera cara de Cristo. Sin embargo, Dios sigue creyendo en ellos,  los ama como a todos sus hijos y, como al Hijo Pródigo de la parábola, los espera con los brazos abiertos. Pero,… hay que desear, hay que querer, hay que ansiar volver al Hogar del Padre;  aunque para ello el dinero, la riqueza sea un serio impedimento . Quizá,  como el Hijo Pródigo, no nos atrevamos a volver hasta que nos atenace la pobreza económica o moral. La vuelta a Dios en tiempos en que  lo social y moralmente correcto es ignorarle,  se puede tornar en una cuestión de coraje.

    Mérida (España), 20 de marzo de 2010

    Alejo Fernández Pérez

    Alejo1926@gmail.com

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¿Como funciona la falsa compasión en contra de la CULTURA DE VIDA?



 

  • Cuando la COMPASION no es verdadera, adquiere un significado

ambiguo usado por los agentes y operadores de la cultura de la

muerte a fin de lograr la supresión de personas consideradas

"CARGA" para la madre, el padre, la familia y la sociedad.


 

PRIMERA ENTREGA DE 3 PÁGINAS


 


 

*


 

Texto que escribe Monseñor Michel Schooyans, Profesor Emérito de Ciencias Políticas en la Universidad de Lovaina. Reproducción del original que se hará mediante entregas en este Informativo dada la importancia capital que tiene para el conocimiento del mal enmascarado de bien.


 

*


 


 

"Cuando se habla de compasión, se piensa inmediatamente en el sufrimiento del otro, en la situación trágica en la cual se encuentra. Se trata de comprenderlo, de "simpatizar" con el, de compartir su desgracia y de llevarla con el. Esta situación de desgracia hay que de tratar de aliviarla y de solucionarla en la medida de lo posible. La palabra compasión connota además la idea del compartir psicológico y afectivo del sufrimiento, especialmente cuando este escapa a los controles médicos y a otros cuidados.

Cuando vamos a ver a un enfermo en fase terminal, nuestra presencia, palabras y gestos de ternura expresan que tomamos parte en su sufrimiento y tratamos de reconfortarlo.


 

Ahora bien, en las noticias concernientes a los casos de aborto, de eutanasia, de suicidio asistido, es frecuente que se invoque la compasión para "justificar" el acto que fue ejecutado o que va a serlo. Si, antes de su nacimiento, un niño es declarado portador de una malformación grave, se hará valer que, si se deja continuar el embarazo, el niño tendrá una vida que no vale ser vivida, por tanto se recomendará el aborto por piedad. Se dice que se comparte esta pena, pero la mejor forma de ayudarlo, la única – se dice – efectivamente posible es la de poner término a su vida. El niño será matado por compasión.


 

Se acrecienta que nadie tiene derecho para imponer a una mujer que espere un niño que será para ella, para el padre, para la familia, un "PESO INSOPORTABLE". Eso se dice, invocando la compasión hacia los padres.

Seguidamente se agrega que no se puede imponer a la sociedad el peso de existencias cuyo mantenimiento es costoso e inútil ya que el discapacitado de nacimiento no aporta nada a la sociedad y que, "a pesar suyo", debe resignarse a suprimir uno de sus miembros. Algunas veces se llegará a ver- hasta- en este acto un gesto de justicia social.


 

La compasión podrá también dirigirse a los médicos abortadotes. Practicar un aborto es para ellos – se dice – una "decisión difícil de tomar" y un acto que ellos solo ejecutan para obedecer su conciencia. Por tanto hay que compartir con los médicos que, por ejemplo, "para el bien" del niño o de su madre, toman "con coraje" la decisión de proceder al aborto. Lejos de culparlos, habrá que sostenerlos psicológicamente y moralmente, protegiéndolos por una disposición legal apropiada.


 

Estos pocos ejemplos permiten percibir diferentes facetas de lo que se agrupa hoy en día bajo una sola palabra ambigua: LA COMPASIÖN. Está en primer lugar la compasión en el sentido habitual de simpatía, de conmiseración. Sin embargo, en los diferentes ejemplos citados, se observa que la compasión es invocada y se ejerce de manera muy diferente según que ella alivia a la madre, legitima leyes o cauciona la intervención de los médicos."

Olga Reyes.

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MARCELLO PERA: GUERRA AL CRISTIANISMO. Fuente: Corriere della Sera, Milán, 17-03-2010

Esta guerra al cristianismo no sería tan peligrosa si los cristianos la advirtiesen

Por su especial interés damos a conocer una carta al director del periódico Corriere della Sera firmada por Marcello Pera. Pera es Senador de la República Italiana y profesor de filosofía, no es católico. Escribió diversos libros sobre la identidad cristiana de Europa, entre los que destacan: Senza radici, Pera, Marcello y Ratzinger, Joseph, Ed. Mondadori, Milano 2004: Perché dobbiamo dirci cristiani, Ed. Mondadori, Milano 2008, con prefacio del Papa Benedicto XVI.

Una agresión al Papa y a la democracia

Carta al director de Marcello Pera (Corriere della Sera, Milán, 17-03-2010, pag. 23). (Hemos resaltado algunos párrafos de la carta en negritas).

Estimado director:

La cuestión de los sacerdotes pedófilos u homosexuales desencadenada últimamente en Alemania tiene como objetivo al Papa. Pero se cometería un grave error si se pensase que el golpe no irá más allá, dada la enormidad temeraria de la iniciativa. Y se cometería un error aún más grave si se sostuviese que la cuestión finalmente se cerrará pronto como tantas otras similares. No es así. Está en curso una guerra. No precisamente contra la persona del Papa ya que, en este terreno, es imposible. Benedicto XVI ha sido convertido en invulnerable por su imagen, por su serenidad, su claridad, firmeza y doctrina. Basta su sonrisa mansa para desbaratar un ejército de adversarios.

No, la guerra es entre el laicismo y el cristianismo. Los laicistas saben bien que, si una mancha de fango llegase a la sotana blanca, se ensuciaría la Iglesia, y si fuera ensuciada la Iglesia lo sería también la religión cristiana. Por esto, los laicistas acompañan su campaña con preguntas del tipo «¿quién más llevará a sus hijos a la Iglesia?», o también «¿quién más mandará a sus chicos a una escuela católica?», o aún también «¿quién hará curar a sus pequeños en un hospital o una clínica católica?».

Hace pocos días una laicista ha dejado escapar la intención. Ha escrito: «La entidad de la difusión del abuso sexual de niños de parte de sacerdotes socava la misma legitimidad de la Iglesia católica como garante de la educación de los más pequeños». No importa que esta sentencia carezca de pruebas, porque se esconde cuidadosamente «la entidad de la difusión»: ¿uno por ciento de sacerdotes pedófilos?, ¿diez por ciento?, ¿todos? No importa ni siquiera que la sentencia carezca de lógica: bastaría sustituir «sacerdotes» con «maestros», o con «políticos», o con «periodistas» para «socavar la legitimidad» de la escuela pública, del parlamento o de la prensa. Lo que importa es la insinuación, incluso a costa de lo grosero del argumento: los sacerdotes son pedófilos, por tanto la Iglesia no tiene ninguna autoridad moral, por ende la educación católica es peligrosa, luego el cristianismo es un engaño y un peligro.

Esta guerra del laicismo contra el cristianismo es una batalla campal. Se debe llevar la memoria al nazismo y al comunismo para encontrar una similar. Cambian los medios, pero el fin es el mismo: hoy como ayer, lo que es necesario es la destrucción de la religión. Entonces Europa, pagó a esta furia destructora, el precio de la propia libertad. Es increíble que, sobre todo Alemania, mientras se golpea continuamente el pecho por el recuerdo de aquel precio que ella infligió a toda Europa, hoy, que ha vuelto a ser democrática, olvide y no comprenda que la misma democracia se perdería si se aniquilase el cristianismo.

La destrucción de la religión comportó, en ese momento, la destrucción de la razón. Hoy no comportará el triunfo de la razón laicista, sino otra barbarie. En el plano ético, es la barbarie de quien asesina a un feto porque su vida dañaría la «salud psíquica» de la madre. De quien dice que un embrión es un «grumo de células» bueno para experimentos. De quien asesina a un anciano porque no tiene más una familia que lo cuide.

De quien acelera el final de un hijo porque ya no está consciente y es incurable. De quien piensa que «progenitor A» y «progenitor B» es lo mismo que «padre» y «madre». De quien sostiene que la fe es como el coxis, un órgano que ya no participa en la evolución porque el hombre no tiene más necesidad de la cola y se mantiene erguido por sí mismo.

O también, para considerar el lado político de la guerra de los laicistas al cristianismo, la barbarie será la destrucción de Europa. Porque, abatido el cristianismo, queda el multiculturalismo, que sostiene que cada grupo tiene derecho a la propia cultura. El relativismo, que piensa que cada cultura es tan buena como cualquier otra. El pacifismo que niega que existe el mal.

Esta guerra al cristianismo no sería tan peligrosa si los cristianos la advirtiesen. En cambio, muchos de ellos participan de esa incomprensión. Son aquellos teólogos frustrados por la supremacía intelectual de Benedicto XVI. Aquellos obispos equívocos que sostienen que entrar en compromisos con la modernidad es el mejor modo de actualizar el mensaje cristiano. Aquellos cardenales en crisis de fe que comienzan a insinuar que el celibato de los sacerdotes no es un dogma y que tal vez sería mejor volver a pensarlo. Aquellos intelectuales católicos apocados que piensan que existe una «cuestión femenina» dentro de la Iglesia y un problema no resuelto entre cristianismo y sexualidad. Aquellas conferencias episcopales que equivocan en el orden del día y, mientras auspician la política de las fronteras abiertas a todos, no tienen el coraje de denunciar las agresiones que los cristianos sufren y las humillaciones que son obligados a padecer por ser todos, indiscriminadamente, llevados al banco de los acusados. O también aquellos embajadores venidos del Este, que exhiben un ministro de exteriores homosexual mientras atacan al Papa sobre cada argumento ético, o aquellos nacidos en el Oeste, que piensan que el Occidente debe ser «laico», es decir, anticristiano.

La guerra de los laicistas continuará, entre otros motivos porque un Papa como Benedicto XVI, que sonríe pero no retrocede un milímetro, la alimenta. Pero si se comprende por qué no cambia, entonces se asume la situación y no se espera el próximo golpe. Quien se limita solamente a solidarizarse con él es uno que ha entrado en el huerto de los olivos de noche y a escondidas, o quizás es uno que no ha entendido para qué está allí.

Marcello Pera

http://www.marcellopera.it/

La Semana Santa día a día


Estamos ad portas del inicio de la Semana Mayor del año, una festividad muy especial para los cristianos, donde nos revestimos de oración, reflexión y cambio. Esta guía nos brinda las pautas para vivir la Semana Santa día a día.

***

Domingo de Ramos, aquí comienza la Semana Santa. Recordamos la entrada triunfal de Jesucristo a la ciudad de Jerusalén montado en un burrito. La gente le acompañaba con palmas y ramos, echándole porras por el camino. Pero Jesús sabía que en pocos días esta misma gente le iba a llevar a la muerte.

Hoy debo:

  • Participar en la procesión de ramos.
  • Asistir a la Santa Misa y recibir la Santa Comunión.
  • Leer el evangelio de Lucas 19, 29 – 44.


El Lunes Santo,
Jesús entró a templo de Jerusalén y echó a todos los vendedores porque habían olvidado que la casa de Dios es un lugar sagrado de oración.

Hoy debo:

  • Hablar a solas un buen rato con Cristo en el sagrario.
  • Leer el evangelio de Lucas 19,45 – 20-7.


El Martes Santo,
Jesús estaba en la casa de un conocido cuando su amiga María le puso un perfume muy caro sobre la cabeza. A María le regañaron, pero Jesús la defendió diciendo: "esto ha sido como una preparación para mi entierro".

Hoy debo:

  • Hablar a solas un buen rato con Cristo en el sagrario.
  • Leer el evangelio de Mateo 26,6-13.


El Miércoles Santo
es el día que Judas se puso de acuerdo con los enemigos de Jesús para entregárselo por el precio de 30 monedas de plata. ¡Por unos miserables centavos Judas traicionó a su mejor amigo!

Hoy debo:

  • Hacer mi examen de conciencia para confesarme mañana.
  • Ofrecer un sacrificio por la conversión de los pecadores.
  • Leer el evangelio de Juan 12, 1-8.


El Jueves Santo
es el día en que Jesús nos dejó el regalo más precioso de su amor: la Santa Eucaristía. Prometió que estaría siempre entre nosotros y cambió el pan y el vino en su Cuerpo y Sangre. En la última cena con sus amigos, les hizo sus sacerdotes para que nunca nos faltara ese sacramento maravilloso.

Hoy debo:

  • Confesarme y recibir la gracia del sacramento del perdón.
  • Leer el evangelio de Mateo 26,14-16.


Viernes Santo.
Muchas cosas triste sucedieron este día: a Jesús le agarraron sus enemigos mientras rezaba en el huerto, le llevaron a juicio con falsas acusaciones, le escupieron, le azotaron, le pusieron una corona de espinas, le cargaron con una cruz pesadísima y le calvaron en ella, dejándole morir como un criminal. Sus amigos le dejaron solo en las manos de sus enemigos.

Hoy debo:

  • Asistir a Misa de la Cena del Señor y comulgar.
  • Acompañar a cristo durante la adoración nocturna.
  • Leer el evangelio de Lucas 22,39 –23,49.


El Sábado Santo
es un día muy triste porque Jesús yace en su tumba y sus amigos creen que todo se acabó. Pero también es un día de esperanza porque su madre, María, se acuerda de lo que dijo su hijo tantas veces en su vida: "Al tercer día resucitaré".

Hoy debo:

  • Rezar el rosario y consolar a María en su tristeza.
  • Leer el evangelio de Lucas 23,50 – 56.


El Domingo de Pascua
es el día más feliz para el cristiano. ¡Jesús salió de su sepulcro! ¡Jesús cumplió su promesa! ¡Cristo mostró que el amor es más fuerte que la muerte! Aunque esta vida se nos haga muy difícil y aunque mis propios pecados me pesen, no puedo olvidarme de que Cristo me ha ganado el cielo.

Hoy debo:

  • Asistir a la Santa Misa.
  • Hacer mi propósito de cambio de vida.
  • Festejar con mi familia el gran día de la resurrección.


Tomado de:
Church Forum

25 de Marzo-Día de la Vida 2010

Este año se cumple el 15º aniversario de la publicación de la Carta Encíclica El Evangelio de la Vida
Autor: Rodrigo Aguilar Martínez | Fuente: Conferencia del Episcopado Mexicano


 

El 25 de marzo de este año se cumple el 15º aniversario de la publicación de la Carta Encíclica El Evangelio de la Vida, del Papa Juan Pablo II; en ese día celebramos la solemnidad de la Encarnación de Jesucristo en el seno de la Virgen María y también el Episcopado Mexicano lo ha definido como Día de la Vida.

La Encíclica mencionada quiso ser "una confirmación precisa y firme del valor de la vida humana y de su carácter inviolable, y, al mismo tiempo, una acuciante llamada a todos y a cada uno, en nombre de Dios: ¡respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a toda vida humana! ¡Sólo siguiendo este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad verdadera, paz y felicidad!" (EV, 5).
Esto nos lleva a denunciar todos los atentados contra la vida humana, en la creciente cultura de muerte; pero también nos lleva a confesar humildemente que nosotros mismos hemos sido promotores, de muy variadas maneras, de esa cultura de muerte, en la medida en que no hemos respetado, defendido, amado y servido a la vida humana de personas concretas.

De este modo, es favorable que celebremos el Día de la Vida en el marco de la cuaresma, con espíritu penitencial y en la inminencia del Triduo Pascual, con la mirada y el corazón fijos en Cristo Jesús, consumador de nuestra fe, quien con su muerte en la cruz y su resurrección nos redime y nos da vida nueva. Si todos hemos sido pecadores, en Cristo todos podemos ser salvados.

El Día de la Vida es un anuncio del Misterio Pascual -muerte y resurrección-: para morir con Cristo a la cultura de muerte y resucitar con Cristo a la cultura de vida. "Bendecimos al Padre porque todo hombre abierto sinceramente a la verdad y al bien, aun entre dificultades e incertidumbres, puede llegar a descubrir, en la ley natural escrita en su corazón (cf. Rm 2, 14-15), el valor sagrado de la vida humana, desde su inicio hasta su término natural, y afirmar el derecho de cada ser humano a ver respetado totalmente este bien primario suyo." (DA, 108).
"La sangre de Cristo, mientras revela la grandeza del amor del Padre, manifiesta qué precioso es el hombre a los ojos de Dios y qué inestimable es el valor de su vida... Es en la sangre de Cristo donde todos los hombres encuentran la fuer za para comprometerse a favor de la vida. Esta sangre es justamente el motivo más grande de esperanza, más aún, es el fundamento de la absoluta certeza de que según el designio divino la vida vencerá." (EV, 25).

Que sigan brotando signos de un decidido performance, como nos ha señalado el Papa Benedicto XVI, cultivando la armónica relación con Dios, con los demás, con nosotros mismos y con la creación. Que crezcan en número y en eficacia las instituciones y los centros de ayuda a la vida; que se difunda ampliamente lo que revela un ultrasonido acerca de la vida humana que se va gestando en el vientre de la mujer; se consoliden las iniciativas de apoyo a las personas débiles e indefensas, por ejemplo los niños de la calle, los ancianos y minusválidos, las familias que no tienen seguro el alimento de cada día; crezca la medicina, la bioética, el bioderecho con se ntido ético, con rostro humano; se fortalezca la familia como santuario de la vida.

Como nos ha dicho el Papa Benedicto XVI en su última Encíclica, La Caridad en la Verdad, "uno de los aspectos más destacados del desarrollo actual es la importancia del tema del respeto a la vida... Cuando una sociedad se encamina hacia la negación y la supresión de la vida, acaba por no encontrar la motivación y la energía necesaria para esforzarse en el servicio del verdadero bien del hombre. Si se pierde la sensibilidad personal y social para acoger una nueva vida, también se marchitan otras formas de acogida provechosas para la vida social. La acogida de la vida forja las energías morales y capacita para la ayuda recíproca.

Fomentando la apertura a la vida, los pueblos ricos pueden comprender mejor las necesidades de los que son pobres, evitar el empleo de ingentes recursos económicos e intel ectuales para satisfacer deseos egoístas entre los propios ciudadanos y promover, por el contrario, buenas actuaciones en la perspectiva de una producción moralmente sana y solidaria, en el respeto del derecho fundamental de cada pueblo y cada persona a la vida." (n. 28). "La apertura moralmente responsable a la vida es una riqueza social y económica. Grandes naciones han podido salir de la miseria gracias también al gran número y a la capacidad de sus habitantes. Al contrario, naciones en un tiempo florecientes pasan ahora por una fase de incertidumbre, y en algún caso de decadencia, precisamente a causa del bajo índice de natalidad, un problema crucial para las sociedades de mayor bienestar." (n. 44).

Necesitamos vernos como prójimos, o sea próximos a los demás: reconociéndolos como un regalo de Dios, como alguien que nos pertenece, para ayudarnos mutuamente en la construcció n de la familia humana y en el embellecimiento de la creación, actuando de manera solidaria y subsidiaria ante las necesidades ajenas, para no humillar al necesitado (cf. CV, 58) ni hacerlo dependiente, sino sujeto de su desarrollo.
Nuestra Señora María de Guadalupe, mujer que acoge la vida del Hijo de Dios y nos la comparte, nos acompañe y sostenga para anunciar, celebrar y servir el Evangelio de la Vida.

Tehuacán, Pue., 20 de marzo de 2010

+ Rodrigo Aguilar Martínez
Obispo de Tehuacán
Responsable de la Dimensión Episcopal de Vida

“La reforma de Benedicto XVI. La liturgia entre innovación y tradición”


 

Entrevista al teólogo y liturgista Nicola Bux

ROMA, martes 23 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- En julio de 2007, con el Motu Proprio Summorum Pontificum, el Pontífice Benedicto XVI restableció la celebración de la Misa según el rito tridentino.

El hecho suscitó una revulsión. Se elevaron vibrantes voces de protesta, pero también aclamaciones valerosas.

Para explicar el sentido y la práctica de la reforma litúrgica de Benedicto XVI, Nicola Bux, sacerdote y experto en liturgia oriental, así como consultor de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, ha publicado el libro La riforma di Benedetto XVI. La liturgia tra innovazione e tradizione (Piemme, Casale Monferrato 2008), con prólogo de Vittorio Messori.

En el libro, el experto explica que la recuperación del rito latino no es un paso atrás, una vuelta a los tiempos anteriores al Concilio Vaticano II, sino un mirar adelante, recuperando de la tradición pasada lo más bello y significativo que ésta puede ofrecer a la vida presente de la Iglesia.

Según Bux, lo que el Pontífice quiere hacer en su paciente obra de reforma es renovar la vida del cristiano, los gestos, las palabras, el tiempo cotidiano restaurando en la liturgia un sabio equilibrio entre innovación y tradición. Haciendo con ello surgir la imagen de una Iglesia siempre en camino, capaz de reflexionar sobre sí misma y de valorar los tesoros de los que es rico su depósito milenario.

Para intentar profundizar el significado y el sentido de la Liturgia, sus cambios, la relación con la tradición y el misterio del lenguaje con Dios, ZENIT ha entrevistado a Nicola Bux.

- ¿Qué es la liturgia y por qué es tan importante para la Iglesia y para el pueblo cristiano?

Bux: La sagrada liturgia es el tiempo y el lugar en el que seguramente Dios sale al encuentro del hombre. Por tanto, el método para entrar en relación con él es precisamente el de rendirle culto: Él nos habla y nosotros le respondemos; le damos gracias y Él se comunica a nosotros. El culto, del latín colere, cultivar una relación importante, pertenece al sentido religioso del hombre, en toda religión desde tiempos inmemoriales.

Para el pueblo cristiano, la sagrada liturgia y el culto divino realizan por tanto la relación con cuanto tiene de más querido, Jesucristo Dios – el atributo sagrada significa que en ella tocamos su presencia divina. Por esto la liturgia es la realidad y la actividad más importante para la Iglesia.

- ¿En qué consiste la reforma de Benedicto XVI y por qué ha suscitado tantas reacciones?

Bux: La reforma de la liturgia, término a entender, según la Constitución litúrgica del Concilio Vaticano II, como instauratio, es decir, como restablecimiento en el lugar correcto de la vida eclesial, no comienza con Benedicto XVI sino con la historia misma de la Iglesia, desde los apóstoles a la época de los mártires, con el papa Dámaso hasta Gregorio Magno, desde Pío V y Pío X a Pío XII y Pablo VI. La instauratio es continua, porque el riesgo de que la liturgia decaiga de su lugar, que es el de ser fuente de la vida cristiana, existe siempre; la decadencia viene cuando se somete el culto divino al sentimentalismo y al activismo personales de clérigos y laicos, que penetrando en él lo transforman en obra humana y entretenimiento espectacular: un síntoma hoy es por ejemplo el aplauso en la Iglesia, que subraya indistintamente el bautismo de un recién nacido y la salida de un ataúd en un funeral. Una liturgia convertida en entretenimiento, ¿no necesita una reforma? Eso es lo que Benedicto XVI está haciendo: el emblema de su obra reformadora será el restablecimiento de la Cruz en el centro del altar, para hacer comprender que la liturgia está dirigida al Señor y no al hombre, aunque sea ministro sagrado.

La reacción existe siempre en cada cambio de tercio de la historia de la Iglesia, pero no hay que impresionarse.

-¿Cuáles son las diferencias entre los llamados innovadores y los tradicionalistas?

Bux: Estos dos términos deben antes aclararse. Si innovar significa favorecer la instauratio de la que hablaba, es precisamente lo que hace falta; como también, si traditio significa custodiar el depósito revelado sedimentado también en la liturgia. Si en cambio innovar quisiera decir transformar la liturgia de obra de Dios en acción humana, oscilando entre un gusto arcaico que quiere conservar de ella sólo los aspectos que agradan, y un conformismo a la moda del momento, estamos en el mal camino; o al contrario, ser conservadores de tradiciones meramente humanas que se han superpuesto a modo de incrustación en la pintura, no dejando ya percibir la armonía del conjunto. En realidad, los dos opuestos acaban por coincidir, revelando su contradicción. Un ejemplo: los innovadores sostienen que la Misa antiguamente era celebrada dirigida al pueblo. Los estudios demuestran lo contrario: la orientación ad Deum, ad Orientem, es la propia del culto del hombre a Dios. Piénsese en el judaísmo. Aún hoy, todas las liturgias orientales lo conservan. ¿Como es posible que los innovadores, amantes de la restauración de los elementos antiguos en la liturgia posconciliar, no lo hayan conservado?

-¿Qué significado tiene la tradición en la historia y en la fe cristianas?

Bux: La tradición es una de las fuentes de la Revelación: la liturgia, como dice el Catecismo de la Iglesia Católica (1124), es su elemento constitutivo. Benedicto XVI, en el libro Jesús de Nazaret, recuerda que la Revelación se ha hecho liturgia. Luego están las tradiciones de fe, de cultura, de piedad que han entrado y han revestido la liturgia, de modo que conocemos varias formas de ritos en Oriente y en Occidente. Todos comprenden por tanto por qué la Constitución sobre liturgia, en el n 22, § 3 afirme perentoriamente: "nadie, absolutamente, aunque sea sacerdote, se atreva, por iniciativa propia, a añadir, quitar o cambiar algo en materia litúrgica".

- ¿Sería posible según usted volver hoy a la misa en latín?

Bux: El Misal Romano renovado por Pablo VI está en latín y constituye la edición llamada típica, porque a ella deben hacer referencia las ediciones en lenguas actuales preparadas por las Conferencias Episcopales nacionales y territoriales, aprobadas por la Santa Sede. Por tanto, la misa en latín se ha seguido celebrando también con el nuevo Ordo, aunque raramente. Esto ha terminado por contribuir a la imposibilidad de una asamblea compuesta de lenguas y naciones, de participar en una Misa celebrada en la lengua sagrada universal de la Iglesia católica de rito latino. Así, en su lugar, han nacido las llamadas Misas internacionales, celebradas de forma que las partes de las que se compone la Santa Misa se reciten o canten en muchas lenguas; ¡así cada grupo entiende sólo la suya!

Se había mantenido que el latín no lo entendía nadie; ahora, si la Misa en un santuario se celebra en cuatro idiomas, cada grupo acaba por comprender sólo la cuarta parte de ella. Aparte de otras consideraciones, como auguró el Sínodo de 2005 sobre la Eucaristía, se debe volver a la Misa en latín: al menos una dominical en las catedrales y en las parroquias. Esto ayudará, en la llamada sociedad multicultural actual, a recuperar la participación católica sea en cuanto a sentirse Iglesia universal, sea en cuanto a congregarse junto a otros pueblos y naciones que componen la única Iglesia. Los cristianos nacionales, aún dando espacio a las lenguas nacionales, han conservado el griego y el eslavo eclesiástico en las partes más importantes de la liturgia, como la anáfora y las procesiones con las antífonas para el Evangelio y el Ofertorio.

A instaurar todo esto contribuye enormemente el antiguo Ordo del Misal Romano anterior, restablecido por Benedicto XVI con el Motu proprio Summorum Pontificum, que, simplificando, se llama Misa en latín: en realidad es la Misa de san Gregorio Magno, en cuanto que su estructura básica se remonta a la época de este pontífice y ha permanecido intacta a través de los añadidos y simplificaciones de Pío V y de los demás pontífices hasta Juan XXIII. Los padres del Vaticano II la celebraron a diario sin advertir ninguna oposición con modernización que estaban realizando.

El Pontífice Benedicto XVI ha planteado el problema de los abusos litúrgicos. ¿De qué se trata?

Bux: A decir verdad, el primero en lamentar las manipulaciones en la liturgia fue Pablo VI, pocos años después de la publicación del Misal Romano en la audiencia general del 22 de agosto de 1973. Pablo VI, por otro lado, estaba convencido de que la reforma litúrgica realizada tras el Concilio, verdaderamente había introducido y sostenido firmemente las indicaciones de la Constitución litúrgica (discurso al sagrado colegio del 22 de junio de 1973). Pero la experimentación arbitraria continuaba y exacerbaba, al contrario, la nostalgia del rito antiguo. El papa, en el consistorio del 27 de junio de 1977 amonestaba a los "rebeldes" por las improvisaciones, banalidades, frivolidades y profanaciones, pidiéndoles severamente que se atuvieran a la norma establecida para no comprometer la regula fidei, el dogma, la disciplina eclesiástica, lex credendi y orandi; y también a los tradicionalistas, para que reconociesen la "accidentalidad" de las modificaciones introducidas en los sagrados ritos.

En 1975, la bula Apostolorum Limina de Pablo VI para la convocatoria del año santo, a propósito de la renovación litúrgica, observaba: "Estimamos extremadamente oportuno que esta obra sea reexaminada y reciba nuevas evoluciones, de modo que, basándose en lo que ha sido firmemente confirmado por la autoridad de la Iglesia, se pueda observar en todas partes los que son verdaderamente válidos y legítimos y continuar su aplicación con celo aún mayor, según las normas y los métodos aconsejados por la prudencia pastoral y por una verdadera piedad".

Omito las denuncias de abusos y sombras en la liturgia por parte de Juan Pablo II en muchas ocasiones, en particular en la Carta Vicesimus quintus annus, desde la entrada en vigor de la Constitución sobre liturgia. Benedicto XVI, por tanto, ha pretendido volver a examinar y dar nuevo impulso precisamente abriendo una ventana con el Motu proprio, para que poco a poco cambie el aire y encarrile en su sitio todo lo que ha ido más allá de la intención y la letra del Concilio Vaticano II, en continuidad con toda la tradición de la Iglesia.

-Usted ha afirmado muchas veces que en una correcta liturgia es necesario respetar los derechos de Dios. ¿Nos explica qué intenta sostener?

Bux: La liturgia, término que en griego indica la acción ritual de un pueblo que celebra, por ejemplo, sus fiestas, como sucedía en Atenas o como sucede aún hoy con la inauguración de las Olimpiadas u otras manifestaciones civiles, evidentemente está producida por el hombre. La sagrada liturgia, ostenta este atributo porque no está hecha a nuestra imagen – en tal caso el culto sería idolátrico, es decir, creado por nuestras manos – sino que está hecha por el Señor omnipotente: en el Antiguo Testamento, con su presencia indicaba a Moisés cómo debía predisponer en sus mínimos detalles el culto al Dios único, junto a su hermano Aarón. En el Nuevo Testamento, Jesús hizo otro tanto al defender el verdadero culto expulsando a los mercaderes del Templo y dando a los Apóstoles las disposiciones para la Cena pascual. La tradición apostólica ha recibido y relanzado el mandato de Jesucristo. Por tanto, la liturgia es sagrada, como dice Occidente, es divina, como dice Oriente, porque está instituida por Dios. San Benito la define Opus Dei, obra de Dios, a la que nada debe anteponerse. Precisamente la función mediadora entre Dios y el hombre, propia del sumo sacerdocio de Cristo, y ejercida en la y con la liturgia por el sacerdote ministro de la Iglesia, atestigua que la liturgia desciende del cielo, como dice la liturgia bizantina en base a la imagen del Apocalipsis. Es Dios quien la establece y por tanto indica cómo se le debe "adorar en espíritu y en verdad", es decir, en Jesús Hijo suyo y en el Espíritu Santo. Él tiene el derecho de ser adorado como Él quiere.

Sobre todo esto es necesaria una profunda reflexión, en cuanto que su olvido está en el origen de los abusos y de las profanaciones, ya descritas admirablemente en 2004 por la Instrucción Redemptionis Sacramentum de la Congregación para el Culto Divino. La recuperación del Ius divinum en la liturgia, contribuye mucho a respetarla como cosa sagrada, como prescribían las normas; pero también las nuevas deben volver a ser seguidas con espíritu de devoción y obediencia por parte de los ministros sagrados para edificación de todos los fieles y para ayudar a muchos que buscan a Dios a encontrarle vivo y verdadero en el culto divino de la Iglesia. Los obispos, los sacerdotes y los seminaristas deben volver a aprender y realizar los sagrados ritos con este espíritu, y contribuirán a la verdadera reforma querida por el Vaticano II y sobre todo a reavivar la fe que, como escribió el Santo Padre en la Carta a los Obispos del 10 de marzo de 2009, corre el riesgo de apagarse en muchas partes del mundo.

Por Antonio Gaspari, traducción del italiano por Inma Álvarez