martes, 26 de enero de 2010

•••"LA PATRIA" DE LEONARDO CASTELLANI•••


 

Nuestra bandera nació en un pelado pedazo de pampa, junto al río inmenso y melancólico, en tiempos de guerra y de heroico apuro. No es símbolo de ninguna herejía, no es símbolo de ningún capitalismo, de ningún imperialismo, de ningún rencor fratricida; no ha amparado piratería ni conquistas injustas, ni siquiera venganzas criminales… yo quisiera decir que los males que sufrimos hoy como pueblo los argentinos no son fruto de los crímenes nacionales, sino más bien de la imprevisión y de ingenuidad, de superficialidad y de ignorancia en último caso.

Pero como la ignorancia también es pecado cuando es culpable, lo mismo que la violencia, y la pereza intelectual es uno de los siete pecados capitales, y uno de los "siete sabios de Grecia", Pítaco, al lado del "conócete a ti mismo", puso este mandato: "CULTIVA TU INTELIGENCIA, ESTUDIA CONTINUAMENTE, CONOCE A LOS DIOSES".

Así como existe un amor informe a la patria, que es el amor del salvaje a su clan (no basta ser independiente para ser Patria, no hay nadie más independiente que el salvaje), así existe un amor falsificado.

Es el amor de los que hacen de su Nación un absoluto, le ponen atributos divinos, idolatran en ella, venden a ella su alma, y le hacen sacrificios humanos, lo cual se llama hoy: ultra-nacionalismo o estatolatría.

El hombre es animal adorante, cuando no adora al Dios sumo, se adora a sí mismo en las obras de sus manos. "No adoraras la obra de tus manos -dice el Libro Santo-, no te harás ídolos de madera, de marfil y de oro". 

El estado es la gran obra de las manos del hombre, es la suprema creación del intelecto práctico, dice Santo Tomás. Pero eso no quiere decir que el amor patrio sea malo, sino que lo es su corrupción. Puesto que las peores corrupciones, son las corrupciones de las cosas buenas.

…Entonces, ¡Oh jóvenes argentinos que me escucháis!, nuestro deber es cerrar filas al lado de nuestra bandera, abrir los ojos y corazones, renunciar a todo odio excesivo y particularismo, lidiar nuestras luchas internas, que son necesarias, sin pecar jamás gravemente contra la concordia nacional, sin faltar a la caridad social y a la justicia fundamental, sin hacer de ningún hermano argentino un enemigo irreconciliable; odiar al error sin odiar a los que yerran, al pecado sin odiar a los pecadores.

(FRAGMENTOS DEL DISCURSO DE LEONARDO CASTELLANI EL 20 DE JUNIO DE 1944)

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